viernes, 27 de mayo de 2011

CRONICA DE UN INDIGENTE

CRONICA DE UN DIA DE AYUDA A GILBERTO JAVIER GOMEZ, UN CHATARRERO DE 55 AÑOS.
Gómez sacó del bolsillo de su pantalón una botella con alcohol alhelí y se bebió un sorbo largo. Mientras la guardaba, dijo: Yo no soy un desechable, como tampoco lo son ellos, mientras señalaba a un grupo de indigentes que en medio de gran algarabía iban formando varias filas. Con Gómez, mil personas que viven en las calles de Medellín se reúnen para celebrar el Día del Indigente, programa creado por la Secretaría de Bienestar Social del Municipio.
Esta iniciativa, que se llevará a cabo cada mes, busca atraer la atención de la comunidad hacia el problema de la indigencia y establecer el número real de personas que viven en la calle pero muchos indigentes se reúsan  a estas ayudas y simplemente se dan la vuelta y se van por otro camino dándole la espalda a tantos beneficios que se les dan.
En la primera fila se hacían los que se iban a bañar. A Gómez le echaron hasta champú. Después, le entregaron una camisa limpia, que tenía escrita la leyenda Solucionar la indigencia es cuestión de dignidad. A otros, además, les dieron cobijas, toallas, pantalones y ropa interior.
Pasó a que le cortaran el cabello y después recibió una ficha para reclamar un refrigerio y un almuerzo, posteriormente, le practicaron un examen médico y de ojos y respondió una encuesta.
Desde una tarima se escuchaban las notas parranderas, andinas y colombianas que interpretaba el conjunto musical Gente Nueva, agrupación integrada por ocho jóvenes que hasta hace poco eran indigentes.
Yo vivía con mi familia en el barrio Santander (occidente de Medellín) dijo Gómez, pero cuando mi mamá se murió, una hermana se apoderó de la casa y nos echó a todos para la calle. Antes hacía hornillas, ahora recojo chatarra. Apenas me consigo 800 pesos (al día).
Hacia el mediodía terminó el programa. Recogieron sus carretas, sus costales sucios, tiraron las botellas de alcohol vacías y se marcharon dejando sus firmas y sus esperanzas en una carta que enviaron al alcalde.
En ella le piden al mandatario que no sea solo una vez al mes, sino permanente el Día del Indigente. Además, pidieron que no los llamen desechables, que respeten sus vidas, tener dónde dormir dignamente y una bodega de reciclaje.

¿Y QUE PIENSO YO?
Esta crónica me llamo mucho la atención, pero en resumidas cuentas se puede llagar a una conclusión, Gómez recibió esta ayuda como muchos indigentes, y así debe de ser, ellos se merecen todo el apoyo que se pueda de la alcaldía ya que muchos están en la calle por la desigualdad de la ciudad y enserio se les ha brindado muchas formas de que mejoren su calidad de vida, pero indigentes  no aceptan estas ayudas, y prefieren seguir perteneciendo al incremento de los indigentes de la ciudad de Medellín.
En Medellín todos los días y a  las cinco y media de la mañana, la autoridad municipal: funcionarios con guantes y tapabocas empiezan su faena… A levantarse y con su mugre a otra

Pero ojo: en el lenguaje oficial, el de la alcaldía, no existe la palabra Gamines, ni indigentes ni nada parecido. Son gente “en situación de calle”. De la dura calle, que muerde pavimento. Y parece que cada día son más. Son muchos.


Elaborado por Maria Camila Cano

No hay comentarios:

Publicar un comentario